La industria aeroespacial pone el ojo en Yucatán
Autor: Juan Tolentino Morales @JannTM
Fuente: Revista Expansión
Empresas del ramo invirtieron casi 500 millones de pesos durante 2019, impulsados por la situación geográfica del estado. Pero ahora el reto es mantener el ímpetu.
No sólo la frontera norte del país y la región del Bajío atrae inversión industrial. En el sureste mexicano, varias empresas del sector aeroespacial han encontrado un lugar para establecerse.
Al arranque del año, la compañía estadounidense PCC Airfoils –que tiene a inversionistas como Warren Buffett y clientes como Safran y Samsung– anunció la inversión de 300 millones de pesos para expandir su capacidad de producción con un complejo de fundición de alabes base níquel y núcleos de cerámicas de 18,400 metros cuadrados, que generará 1,600 puestos laborales directos y contribuirá con 3,000 indirectos.
Además, la empresa española Deimos, de Grupo Elecnor, firmó en septiembre una carta de intención con el gobierno de Yucatán para instalar un centro tecnológico para la construcción de satélites de comunicación e investigación, que generará 200 empleos directos y 600 indirectos, con una inversión de 130 millones de dólares.
Luis Lizcano, director general de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (Femia), señala que este tipo de inversiones hablan de Yucatán ya como un jugador del sector, que cuenta con más de 1,000 empleados en la entidad.
Detrás de ello existen varios factores, explica, entre los cuales están que las compañías privilegian la posición geográfica, eso sí, de la mano de un ecosistema de negocios favorable en el que se muestre interés por parte del gobierno estatal.
“El apoyo del gobierno del estado es importante, eso hace que se dé una combinación interesante”, enfatiza.
Geográficamente, la ubicación favorece temas tanto de recepción –para la prueba de equipos satelitales de comunicación, como el caso de Deimos–, pero también da apertura a la prueba de manufacturas más avanzadas, pensando incluso en lanzamientos aeroespaciales, un potencial que Lizcano considera que Yucatán tiene. “No está planteado, no de inmediato, pero se puede considerar”.
El tercer ingrediente tiene que ver con un entorno apto para que las empresas puedan tener una vinculación real y efectiva con las instituciones que desarrollan talento, como las universidades y los centros técnicos, en lo cual ha habido cooperación con la entidad.
Este ecosistema en México es favorable, considera Manuel Ramos, consultor de la industria aeroespacial, debido a que de 2010 a 2017 los estudiantes egresados de carreras específicas del sector aeroespacial aumentaron en 385%, al pasar de apenas 214 a 1,038. Y es justo este rubro donde existe una gran oportunidad para cultivar el talento necesario para atraer a más empresas.
“Si miras a estados como Baja California y Querétaro, un elemento de certeza que los diferencia de otras entidades es la cantidad de centros educativos que se especializan en la industria aeroespacial, ya sea en modalidad de técnico superior, licenciatura o ingeniería. Para una empresa tener la seguridad de disponer fácilmente de talento en materia de expansión e innovación es importante”, señala.
Una mayor especialización también ofrece la posibilidad de adaptarse a las necesidades de cada empresa interesada en invertir en la entidad.
“Cada proyecto es diferente. Unos demandan más ingenieros mecatrónicos y otros piden personal más enfocado en tecnologías de la información y la comunicación. Dependiendo de cuál sea el ámbito del proyecto demandará diferente perfil de gente”, afirma Lizcano.
Sin embargo, el director general de la Femia advierte que esto no significa necesariamente que haya que diseñar carreras especializadas desde el principio. “Es deseable, pero no es una necesidad. Se necesitan adecuar programas al tipo de proyectos para que los ingenieros puedan desarrollar el talento necesario”.